DENIS WAITLEY
LAS SEMILLAS DE LA GRANDEZA
Los diez secretos del éxito total
A UTOAYUDA Y SUPERACIÓN
grijalbo
Indice
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Prefacio Prólogo
1. La semilla de la autoestima
Del amor propio a la autoestima Lo que Buckwheat nos enseñó respecto de la
autoestima ....
El Primer Secreto Mejor Guardado del Exito Total
No te dejes engañar por la máscara que llevo Temor: una falsa educación que parece real.
Cómo se siembra la mala hierba del temor Cómo ir adelante (y amar) sin temor
Cómo aferrarte a tus sueños
Tú eres la obra maestra de la creación Diez pasos para edificar la autoestima
2. La semilla de la creatividad Soltando tu energía creativa
Tú eres lo que observas El Segundo Secreto Mejor Guardado
Exito Total
Tu autoimagen "robot"
El factor de "repetición instantánea"
Cómo sobrevivieron los prisioneros de guerra de
Vietnam
"Hacer con..." cuando en realidad se está Sin
Sigue las instrucciones Cómo dominar tu creatividad
El poder de la autoplática
Cómo elaborar el guión de tu propio éxito Diez pasos hacia la creatividad
3. La semilla de la responsabilidad Nos transformamos en lo que hacemos
¿Por qué tuvo éxito el japonés?....... El Tercer Secreto Mejor Guardado del Exito Total 80
El malestar de la gratificación inmediata. Bradford el Bárbaro
Cómo edificar la autoconfianza Las siete "Ces" del autocontrol
Diez pasos para enseñar la responsabilidad
4. La semilla de la sabiduría. Lo que significa vivir "sin cera"
El triángulo de la integridad Conocimiento es la diferencia
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98 101 Se honrado contigo mismo Si yo pudiera volver a vivir mi vida
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El Cuarto Secreto Mejor Guardado del Exito Total 107
Diez pasos hacia la sabiduría
5. La semilla del propósito
La mina de oro en tu mente El Quinto Secreto Mejor Guardado del Exito Total
Eric nos mostró cómo hacerlo El poder interior
El guardián de tu mente "Hi Ho Kheemo, ¡Fuera!"
La rueda de la fortuna. Cómo explotar tu "mente de metas" de la sugestión
El imponente poder Diez pasos hacia tus metas
6. La semilla de la comunicación Alcanza y toca a alguien
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Caminar en los mocasines de otro Estar en la misma longitud de onda 146
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Cartas de amor para vivir
El Sexto Secreto Mejor Guardado del Exito Total Toma el tiempo de escuchar
La comunicación se produce de dentro hacia fuera El modo de subir a partir de "nunca"
El poder de "uno-en-uno"
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Diez pasos para una mejor comunicación.......
7. La semilla de la fe. El poder de la creencia positiva
El Séptimo Secreto Mejor Guardado del Exito Total
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¿Por qué está "nevando" en todo el país? 165
Cómo rompió Arnold el récord mundial en
levantamiento de pesas
Llegando alto, naturalmente El incurable optimista.
¿Por qué Lee Treviño siempre tiene suerte?
La molestia temporal de Larry
Aún soy yo por dentro
Diez pasos hacia el optimismo
8. La semilla de la adaptabilidad
Transformar los problemas en oportunidades El Octavo Secreto Mejor Guardado del Exito Total
Transformar obstáculos en escalones. Necesidad madre del barquillo de helado
El nacimiento del "hot-dog" Las oportunidades del monte Santa Elena.
Motivación: las dos caras del estrés
Cómo adaptarse y vivir más tiempo Reglas de Selye para manejar el estrés
Ponte de buen humor con salud y felicidad Diez pasos hacia la adaptabilidad
9. La semilla de la perseverancia
El deseo de ganar lo es todo
El Noveno Secreto Mejor Guardado
del Exito Total...
Wilma lo superó todo
Tienes que empezar en alguna parte Compite siempre por la medalla de oro
Una leyenda viviente
Lo que realmente dijo Vince Lombardi
El secreto detrás de los arcos de triunfo
Nunca es demasiado tarde para intentar Diez pasos hacia la perseverancia.
10. La semilla de la perspectiva Cómo ser un "lanzador de estrellas'
Correr hacia... o huyendo de Prefiero observar a un ganador
Marco autodimensional
Vida balanceada Vivi pensando que "algún día yo...
El enigma del escollo Celebrar en vez de coleccionar
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El secreto interior.. Yo sé que entiendes. 244
Prefacio
Este es el último libro de autoayuda que necesitarás leer. ¿Por qué hago esta extravagante aseveración? y ¿por qué estoy convencido de ella? Porque he dedicado muchos años de investigación a comprobar la validez de este material. Soy un científico del comportamiento, interesado en identificar mo delos de excelencia y bienestar humanos. Durante los últimos veinte años he estudiado a astronautas, atletas olímpicos y profesionales, altos ejecutivos, padres y líderes de éxito en todos los campo.
Las semillas de la grandeza revela diez principios básicos del éxito, apoyados por la eterna sabiduría de las Escrituras y por los últimos descubrimientos de la ciencia médica. Debido a que estos diez principios, aunque evidentes, son escasamente aplicados en nuestra sociedad, los llamé "Los Diez Secretos Mejor Guardados del Exito Total".
Las semillas de la grandeza no es un libro "de moda"; es un libro "de hechos" lleno de verdades y valores que pueden resistir las épocas que marca la sociedad. Contiene actitudes para el éxito que siguen vigentes con el tiempo y son aplicables por todos, sea gerente de empresa, aprendiz, empleado de oficina, obrero, ama de casa, padre de familia, atleta o es tudiante.
Este libro es para ti, que nunca has tenido éxito realmente, que quieres más éxito del que gozas actualmente o bien que después de alcanzarlo, lo perdiste y quieres obtenerlo de nuevo, pero esta vez para conservarlo.
Esta obra es única porque explica conceptos psicológicos complejos en un lenguaje fácil de entender, haciendo uso de ejemplos de la vida real para atraer el interés y la comprensión máximos del lector. Detalla y asesora con base en pruebas, las actitudes ejemplares de hombres felices y exitosos en su vida profesional y personal. También muestra al lector cómo cam
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16cortina de rayón color melocotón de su casita del 718 Avenida Pensylvania Oeste, en San Diego. Cuando nuestra camione ta, llena de niños y de felicidad, se alejaba por la curva todos miraban hacia atrás saludando con la mano; yo la miraba por el retrovisor, frágil silueta, deseando conservarla enmarcada ah para siempre, así nada más. Y me preguntaba cuántas cenas de Navidad compartiríamos aún.
Por encima de todo, recuerdo a mi abuela conmigo sem brando semillas. Sembrando calabazas, frijoles, maiz, sandias betarragas, pensamientos, crisantemos y otras flores. Debo ad mitir que yo recorría treinta y dos kilómetros cada sábado en bi cicleta por el gusto de su conversación y los pasteles caseros, más que por las verduras y las flores. Pero, sin importar que tan satisfecho quedara, después de todo lo que comía, siempre estaba hambriento de saber más sobre su pasado y sobre mi futuro. Cuando pedaleaba durante las dos horas de viaje hacia casa de mi abuela, me sentía como Dickon en el libro clásico de Frances Hodgson Burnett, El Jardin Secreto. Dificilmente podía esperar que llegara el momento de llegar a verla y nunca desee irme.
Me contaba su vida en Inglaterra, antes de partir a América y llegar mareada y asustada. Enmudecía al enterarme que ella y su hermano debían mantener delante sus velas cada noche. para que al subir a su cuarto, por la escalera, el fuego no alcanzara sus camisones. No podía creerle cuando narraba su lista de quehaceres diarios, incluyendo bajar al sótano la carne. el queso y la leche y colocarlos en una gran piedra para conservarlos fríos y frescos, si era posible, por un día o dos más. Entonces, ni siquiera había heladeras ni repartidor de un bloque helado al hombro, que entregaba una o dos veces por
semana con sus tenazas. Se sonreía cuando yo la compadecía por las cosas malas de su juventud y me decía: "que las cosas no importan tanto, como la actitud que asumimos ante ellas". Con mis nueve años no entendia muy bien lo que quería decir, pero después de algunos años pasados en nuestro "Jardin Secreto", su cordura empezó a echar raíces en mi.
En junio de 1946, yo acababa de cumplir 13 años, entonces mi abuelita mencionó de pasada algo que iba a tener un profun do efecto en mi vida profesional y personal. Ella había injertado con éxito un albaricoquero con un ciruelo y, finalmente, el
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árbol había dado frutos. En esta ocasión nuestra excitación fue semejante a la que presencié en mis hijos más pequeños cuando vieron por primera vez la película E.T. "¿A qué crees que sepa esta fruta?", me preguntó en tanto detenía firmemen te la escalera para que yo pudiera alcanzar las bolas rojas más maduras de las ramas superiores. "¡Caramba, abuela, no pue do imaginarme qué sabor tienen!", repliqué. "¿Crees que van a ser buenas?" Ella me regañó: "¡Por supuesto! ¡Van a ser deli ciosas! ¿No hemos plantado el árbol, no lo hemos cuidado y podado?"
Y por supuesto fueron deliciosas, a pesar de no tener ningún parecido con la ciruela ni con un albaricoque, de los que había visto antes. "Es que son extraordinariamente diferentes a todas las frutas que has comido", dijo mientras yo trataba de limpiar el jugo que había manchado el frente de la camisa que me había regalado, por mi cumpleaños, una semana antes. "Son ciruelicoques", exultó. "Siempre obtendrás lo que sem braste", continuó diciendo mientras sentados debajo del árbol, nos comíamos la mayor parte de nuestra cosecha. "Plantaste una semilla de manzana, obtendrás un manzano, plantaste una bellota, tendras un gran roble, plantaste cizaña, cosecha rás cizaña. Planta semilla de grandes ideas y obtendrás gran des personas" dijo suave, pero resueltamente, mirándome directamente a los ojos. "¿Entiendes lo que quiero decir?" Incliné la cabeza en señal de aprobación, recordando que ya había oído la misma cosa, sólo que de un modo distinto.
Entramos en la casa, lavó mi camisa y la colgó afuera a fin de que se secara antes de que volviera a treparme en mi bicicleta con un saco de ciruelicoques para mi hermano y mi hermana e iniciar mis dos horas de recorrido y regresar a casa antes de que oscureciera.
Mientras planchaba mi camisa la escuché, hechizado, com pletar la analogía entre las semillas, las grandes ideas y el crecimiento de grandes vidas individuales. Había trabajado cuarenta años como correctora de pruebas para un editor local y me maravillaba su manejo de las palabras. Ahí estaba mi abuelita, sin escolaridad formal después de la secundaria, casada y con tres hijos al cumplir los diecinueve años; tuvo que vivir y mantenerse por sí misma durante treinta y ocho años después de la muerte de mi abuelo, quien murió a los cuarenta de una neumonía doble. Ella presentó la fuerza, la guía que
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